miércoles, 29 de mayo de 2013

Escritura creativa como terapia

Hoy os hablaré de mí. No lo hago a menudo. De hecho, hace tanto tiempo que perdí el yo en el nosotros que no sé si me acordaré de cómo se hace. Pero quiero hablar de mí. Al fin y al cabo hoy era mi cumpleaños. Digo "era" porque cuando dé a "publicar" ya no será 29 de mayo.
Desde que soy madre, no es un tema que me haya preocupado la pérdida de individualidad, de tiempo para mí misma, a pesar de que me dedico a mis hijos y estoy con ellos prácticamente todas las horas del día todos los días a la semana. El único momento en que no estoy con ellos, estoy dando clases, trabajando, de manera que el contínuo de estar-sin-estar-en-mí como mujer hace mucho que dura y al reflexionar no puedo sinó sorprenderme que no me haya hecho plantarme cosas hasta ahora.
Valga decir que mi impulso analizador se ha visto atizado por una colección de migrañas fuertes que acaban en vómitos violentos en los últimos tiempos. La repetición siempre invita a pensar de manera que tras la tercera migraña en menos de mes y medio me puse en serio a meditar sobre qué debía estar causándolas. Es posible que en general pocas personas estén de acuerdo conmigo pero mi visión de la salud y la enfermedad va más allá del análisis de síntomas y diagnóstico para borrar los mismos. Yo sé desde hace muchos años que mis migrañas han ido tradicionalmente relacionadas con estados nerviosos, excitación por eventos especiales, estrés, pero en investigar descubrí que también están íntimamente ligadas con la digestión (o más bien indigestión) y la visión. El estado migrañoso se da en un momento pico de estrés. Me ha pasado en las tres ocasiones en este pasado reciente que siendo las 9 de la noche en días especialmente cargados, me iría a dormir pronto pero en lugar de dormir me pongo a vomitar hasta casi media noche.
¿Qué puede ser de mi vida diaria que me satura hasta el punto que no quiero verlo más ni puedo digerirlo? Es muy posible que una especie de saturación de espacio/tiempo cuidando-cuidando-cuidando, siendo la única tregua los momentos en qué doy clase, o sea que estoy a cargo de cuidar del aprendizaje de lengua extrangera de otra persona... uf! Será que en los momentos en que vomito y eventualmente mi compañero me acaricia la cabeza me siento cuidada...? Dicho así suena casi mal pero me temo que las enfermedades tienen estas sutilezas.
¿Para qué enrollarme como las persianas? La conclusión me parece que apunta a algo tan obvio y que tienen claro tantísimas madres y que curiosamente a mí me había pasado por alto: necesito tiempo para mí como mujer, como escritora. ¿Cómo hacer de esta necesidad una realidad? Veremos.
Antes de finalizar añadiré otro dato que tal vez haga levantar alguna que otra ceja de incredulidad pero que me parece de lo más interesante. En mi investigación acerca de las enfermedades y sus posibles significados me encontré con que las disfunciones del tiroides pueden estar relacionadas con la falta de tiempo para hacer lo que se quiere y con la creatividad. Significativamente, cuando nació mi primera hija, me volqué en su cuidado y dejé de escribir, cuando había estado prácticamente dedicando todas mis mañanas a hacerlo hasta entonces. Poco después empecé a estar muy cansada, excesivamente cansada y me diagnosticaron hipotiroidismo. Tal vez, quien sabe, mi curación pasa por dedicar un tiempo semanal simplemente a escribir. Probarlo es gratis de manera que lo voy a intentar hacer.

2 comentarios:

  1. ¡Muy interesante! Espero que puedas encontrar tiempo para hacer lo que te gusta y escribir y escribir hasta que esas molestas manifestaciones de falta de tiempo para ti misma desaparezcan.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por tu comentario. Aquí escribiendo... mientras la casa y sus habitantes -menos yo- duermen. Por cierto, ¿Quién eres?

    ResponderEliminar